Te mira, quiere hablarte pero no es capaz de hacerlo, ni una sonrisa, nada. Sé que se muere de ganas de abrazarme, de besarme, de hablarme y hacerme reír, sin embargo no lo hace. Se queda esperando una palabra mía, un gesto mío. No mueve un dedo por arreglar nada, y si estamos mal, ya con el tiempo se solucionará, pero mientras, ¿si yo no le hablo, no me habla?, perdemos el tiempo, y lo siento, pero no estoy dispuesta a hacer como si fuéramos dos extraños.
Dos extraños que se conocen muy bien...