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martes, 13 de diciembre de 2011

Entonces caes en ese sitio en el que nadie quiere caer.


Es como gritar, pero sin que nadie te oiga. Casi te sientes avergonzada de que alguien sea tan importante, de que sin él te sientas como si no fueras nada. Nadie podrá entender cuánto duele. Te sientes sin esperanza. Como si nada pudiera salvarte. Y cuando todo se termina y él ya se ha ido, hasta deseas que todo lo malo regrese para que al menos también puedas tener todo lo bueno de vuelta...

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