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viernes, 18 de noviembre de 2011

ReflexiónPropia.


Me siento en mi toalla observando el mar, veo a niños jugar, gritar, reir, me transmiten una sonrisa al verlos pasar, son tan tiernos, tan pequeños, tienen tanto que aprender... sin embargo miro hacia otro lado, veo a una pareja de viejitos, agarrados de la mano, mirando el mar, intentan adentrarse en la playa, pero su fuerza no les permite avanzar, se miran, sonríen, imagino que en esa mirada, en esa sonrisa se estaban sintiendo orgullosos, de tenerse el uno para el otro, de compartir una vida juntos. Que si ella no puede hacer algo, él estará ahí con ella a su lado, acompañandola, que si él no está, ella se sentirá desprotegida, que la una sin el otro no podrían tirar para adelante, que juntos forman un motor, que separados solo piezas sueltas...
Entonces es cuando vuelvo a mirar al mar, y hay algo que a mi no me cabe en la cabeza, algo que es dificil comprender... Hemos nacido por algo, somos como somos y tenemos que aceptarnos tal cual. Que somos nosotros en un mundo tan pequeño, que somos una pequeña parte de algo TAN grande que no podríamos explicar, que cuando algo acaba es porque otra cosa empieza, y que cuando algo empieza tiene que acabar.
Personas mayores que ya han vivido su vida, pequeñajos que tienen mucho por vivir, yo, que no he vivido nada comparado a lo que me toca por vivir, simplemente cosas como las que he visto hoy, son las que me hacen apreciar la vida, no tal y cómo la veo, sino tal y como es.

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